Por Raúl Linares fecha junio 27, 2014
(27 de junio, 2014).- Esta semana, en el Senado de la República, la tensión se respira en el ambiente. Ninguno de los legisladores sabe a ciencia cierta la fecha para regresar a las discusiones en torno a la ley secundaria en materia de telecomunicaciones. Apenas tres de los 30 legisladores dictaminadores se han pronunciado en contra de ésta. En el resto de las bancadas aflora la desconfianza, algunos sectores callan y a la expectativa, aguardan el arranque de los trabajos.
No obstante la mayoría puede prever un desenlace ya armado: pulsa la sospecha de que existe un acuerdo secreto entre el presidente de la Comisión de Comunicaciones del Senado, Javier Lozano, la fracción parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el propio Enrique Peña Nieto. A éste, se han sumado algunos sectores del conservador Partido Acción Nacional (PAN), como ha insistido el propio Lozano en varias comparecencias.
Un informe de la Asociación Mexicana por el Derecho a la Información (AMEDI) sostiene que el espaldarazo se conjurará el próximo 4 de julio. A ciencia cierta sigue siendo un rumor.
Y mientras tanto en las calles, también el murmullo aumenta, arrecia la rabia contra la clase política y el gigante mediático Televisa, uno de sus gestores. Las acciones no cesan de pasar factura política mediante movilizaciones ciudadanas que, latentes, esperan un pitazo para salir de nuevo a las calles. Pero a muy pocos políticos les importan las reacciones.
Uno de los opositores es el mundialmente célebre hacker, Jérémie Zimmermann, quien, en una arranque de sinceridad, se apresura a calificar lo que viene en la legislación: “no tengo duda de que la ley de telecomunicaciones mexicana es la peor que he visto en su tipo, no sólo aquí, a nivel mundial. ¿Por qué? Porque restringe tres cosas importantísimas: 1) amenaza la neutralidad de la red; 2) posibilita la censura en internet, al permitir la restricción de las señales; 3) da posibilidades a las empresas a retener datos”.
Y para advertirlo ha viajado a México por segunda ocasión sólo en este año.
En una charla que sostuvo para REVOLUCIÓN TRESPUNTOCERO, sugiere que la propuesta de Peña Nieto condensa las más ominosas amenazas a la “libertad de expresión” y las “libertades democráticas”. Todas juntas en el mismo paquete, además, “sin que haya un debate entre todos los actores involucrados”.
“Tengo la impresión de que con ésta se juegan no sólo el futuro de la red tal cual; creo que se está poniendo en juego la sincronía de muchos factores políticos, militares y comerciales. No estoy muy seguro de quiénes sean los personajes que la están cabildeando tras el telón, por lo menos aquí en México. Lo que estoy seguro es que a nivel mundial, sobre todo en Europa y Estados Unidos, se han querido hacer propuestas muy parecidas para limitar las libertades en favor de unos cuantos. Pero han fracasado.”
Debate en el congreso
Para el senador Alejandro Encinas, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), quien la semana pasada asistió a una comparecencia del Frente por la Comunicación Democrática, señala que la conformación del congreso para una eventual aprobación de la llamada “Ley Telecom”, ha estado marcada por la “preponderancia” de la alianza entre el PRI y el PAN.
‒¿Cómo ha estado marcada la correlación de fuerzas al interior del congreso?
‒Aquí yo creo que hay que asumir que hay una preponderancia en la relación que tiene el PRI y el PAN; en donde prácticamente la reforma energética se ha convertido en la moneda de cambio para que el PAN en todos los temas ponga condiciones, fije posiciones y construya acuerdos al margen del propio congreso. Lo vimos en la reforma política, lo estamos viendo en telecomunicaciones y se irá posponiendo en la medida en que no salga la energética, conjunto a los acuerdos que vayan construyendo ambas fuerzas.
La angustia se revela como un elemento vital. Mientras hace unos meses resaltaban el triunfo de la enmienda constitucional como garante de los derechos de las audiencias, hoy las leyes secundarias dejan mucho que desear. En por lo menos 31 puntos, entre los que se incluyen demandas por la restricción a internet, suman inconsistencias que obstruyen el ejercicio de derechos fundamentales para la ciudadanía.
Y es que en ninguno se ha dado muestras de querer transformar los puntos sensibles: cese al predominio de los monopolios, censuras a canales de información alternativos, discriminación para audiencias excluidas de los discursos hegemónicos y fortalecimiento de los medios de comunicación públicos.
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Empresas posibles cabilderas
Fundador del colectivo La Quadrature du Net, un colectivo radicado en Francia y cuya labor se focaliza en la defensa de un internet libre de censuras y vigilancia, Zimmermann ha acogido como hogar temporal al hackerspace Rancho Electrónico. Ha vuelto a México con la intención de compartir experiencias de otras luchas a favor de unas comunicaciones más libres. Y cree firmemente que si ésta se aprueba aquí, no sólo estará en peligro la intimidad y el derecho a la información de los mexicanos, será el principio de una acometida mundial para pervertir el espacio virtual.
Como conocedor de las peleas por el internet y los agresivos de los monopolios mediáticos, a su vez, Zimmermann ha recogido pruebas que involucran a grandes empresas, sobre todo proveedoras de servicios de internet, interesadas por sostener la permanencia de gobiernos cada vez menos legítimos. Prevé que en ésta se sumará al cruce de fuertes intereses geopolíticos, militares, comerciales y mediáticos.
“Existen pruebas de que en España, un sector muy importante de Telefónica Movistar, quien brinda servicios de banda de internet, la empresa Netflix, Google y algunos otras corporaciones, se han reunido para hacerse del poder del internet”, revira con un pesado rictus de preocupación.
Y agrega: “al terminar con el derecho a tener comunicaciones privadas, y a que cualquiera haga lo que se le venga en gana por la red, dichas compañías se convertirán en la nueva policía del pensamiento. No es asunto sólo de defender Twitter porque nos lo censurarán, es una apuesta por hacer de los recursos tecnológicos, mecanismos de vigilancia y control. Eso es lo que se está imponiendo sobre nosotros y se verá a corto plazo si no detienen su aprobación.”
Como prueba, aporta, existen las revelaciones del exagente de la Agencia Central de Investigaciones (CIA) de EE.UU., Edward Snowden, sobre la existencia de la NSA. Un dispositivo de vigilancia para la inteligencia norteamericana, centrado en el internet, que ahora se pretende pasar a manos de los proveedores de servicios digitales. Y cuya tarea, además, no sólo se limitará a brindar servicio a los usuarios, sino almacenar datos para después entregárselos al gobierno.
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¿Fin de la democracia?
En las tres décadas de vida que carga a sus espaldas, Zimmermann se ha convertido en un emblema en la defensa de la “neutralidad de la red”, la privacidad y la libertad de usar las “autopistas de la información” de la forma en que cualquiera desee. Firme activista, le ha dado la vuelta al mundo para lograr este objetivo. Por ello, durante la charla con hackers de Rancho Electrónico, siempre matiza el objetivo de esta acción política, acompañándola con nuevas formas de transmitírsela a los cibernautas por la vía lúdica. Por ejemplo, la cultura y la verdad.
Amigo de Julian Assange, fundador de Wikileaks, con quien escribió el libro Cypherpunks. Freedom and the Future of the Internet, este joven de aspecto bacano, barba abultada, lentes de pasta y difícil habla en español, afirma que rechazar la ley secundaria en materia de telecomunicaciones es vital no sólo para dueños de sitios electrónicos. Todo aquel que haga uso de las redes, sean activistas, estudiantes, defensores de derechos humanos, artistas, entre otros, podrían estar en un eventual peligro al perder su poder de habla frente al Estado y los intereses comerciales.
“Vamos a poner un ejemplo, al permitirse la vigilancia de lo que hagamos o digamos, los sitios de internet, sobre todo noticiosos, podrían perder la oportunidad de funcionar correctamente. Ya que, al saberse vigilados y con posibilidad de interrumpir la difusión de sus contenidos, el gobierno podría usar su poder para coartar la libertad de expresión. ¿No es esto un paso a los regímenes autocráticos?”, cuestiona un tanto alterado.
“Si toleramos una violación a la neutralidad de la red, si permitimos que no haya una defensa irrestricta de estos espacios y la libertad para difundir la palabra, no podríamos esperar que las empresas lo hagan. Todo esto abre la puerta a una priorización comercial de lo que necesitamos saber y reforzará la concentración de los medios; los medios alternativos serán los principales afectados. Por otra parte, si toleramos la censura administrativa, estamos en graves problemas como ciudadanía. Si dejamos que unos cuantos decidan qué pasa ahí, permitiremos el acotamiento de las libertades fundamentales y el principio de la separación de los poderes.”
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Imprescindible, movilización ciudadana
Zimmermann recuerda que el espacio virtual no es un lugar muy alejado de la vida cotidiana. Si en algo de su preocupación cobra relevancia, es en el hecho de que la tecnología y la vida cotidiana se han engarzado irremediablemente. Con dicha situación, defender la interacción de la tecnología con la sociedad, es defender también la intimidad de los ciudadanos frente a amenazas externas: sean los gobiernos o los intereses corporativos.
“Sólo la movilización ciudadana podrá hacer los cambios necesarios”, sostiene. “En Europa, nosotros tuvimos fuertes enfrentamientos con la Unión Europea, los Congresos locales y el Ejecutivo. Una mayor separación de poderes al final de cuentas. Además, con una sola ley, se dio la circunstancia de hacer mayores movilizaciones. Aquí hay tres en una misma, en una sola. Creo que es posible –si involucramos a la sociedad en el debate– hacer algo en grande y presionar al Congreso para que depure la Ley Telecom.”
