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CONVOCATORIA A UN ENCUENTRO DE REDES DE APOYO AL CIG, AL COMPARTE 2018: “Por la vida y la libertad”; Y AL 15° ANIVERSARIO DE LOS CARACOLES ZAPATISTAS: “Píntale caracolitos a los malos gobiernos pasados, presentes y futuros”
Julio del 2018.
A l@s individu@s, grupos, colectivos y organizaciones de las Redes de Apoyo al CIG:
A la Sexta Nacional e Internacional:
Considerando que:
Primero y único:
La Gran Final.
Llega usted al gran estadio. “Monumental”, “coloso”, “maravilla arquitectónica”, “el gigante de concreto”, calificativos parecidos se repiten en las voces de los locutores que, a pesar de las distintas realidades que describen, coinciden en resaltar la soberbia construcción.
Para llegar a la grandiosa edificación, usted ha tenido que sortear escombros, cadáveres, suciedad. Cuentan quienes más años cuentan, que no siempre fue así; que antes, en torno a la gran sede deportiva, se levantaban casas, barrios, comercios, edificios, ríos y arroyos de gente que uno esquivaba hasta casi toparse de narices con el gigantesco portón, que sólo se abría cada tanto tiempo, y en cuyo dintel se leía: “Bienvenido al Juego Supremo”. Sí, “bienvenido”, en masculino, como si lo que ocurriera dentro fuera cosa sólo de varones; como antes los sanitarios, las cantinas, la sección de máquinas y herramientas de las tiendas especializadas… y, claro, el futbol.
Pero, a vuelo de pájaro, la imagen vista bien podría ser un símil de un universo contrayéndose, dejando en su periferia muerte y destrucción. Sí, como si el Gran Estadio fuera el hoyo negro que absorbe la vida a su alrededor y que, aún insaciable, eructa y defeca cuerpos sin vida, sangre, mierda.
Desde cierta distancia, se puede apreciar el inmueble en su totalidad. Aunque ahora sus erróneas disposiciones arquitectónicas, sus fallas estructurales en cimientos y edificaciones, sus cambiantes decoraciones al gusto del equipo ganador en turno, aparecen cubiertas por una tramoya que abunda en llamados a la unidad, la fe, la esperanza y, claro, la caridad. Como si se ratificara así esa semejanza entre cultos religiosos, políticos y deportivos.
Usted no sabe mucho de arquitectura, pero le molesta esa insistencia casi obscena en una escenografía que no coincide con la realidad. Colores y sonidos proclamando el fin de una era y el paso al mañana soñado, la tierra prometida, el reposo que ya ni la muerte promete (se dice usted mientras hace un recuento de sus cercanas, personas desaparecidas, asesinadas, “exportadas” a otros infiernos, y cuyos nombres se diluyen en estadísticas y promesas de justicia y verdad).
Como en la religión, la política y los deportes, hay especialistas. Y usted no sabe mucho de nada. Le marean los inciensos, salmos y alabanzas que pueblan esos mundos. Usted no se siente capaz de describir el edificio, porque usted anda otros mundos, sus largos y tediosos caminos transcurren en lo que, desde los soberbios palcos del gran estadio, se podría llamar “el subsuelo”. Sí, la calle, el metro, el colectivo, el vehículo en abonos o pagado con cargo a otros abonos (una deuda siempre pospuesta y siempre creciente), el camino de terracería, las rutas de extravío que conducen a la milpa, a la escuela, al mercado, al tianguis, al trabajo, al jale, a la chinga.
Usted se inquieta, sí, pero el optimismo de dentro del gran estadio es mayoritario, abrumador, a-v-a-s-a-l-l-a-n-t-e, y desborda hacia afuera.
Como en esa canción que usted recuerda vagamente, el espectáculo que ya terminó, unió “al noble y al villano, al prohombre y al gusano”. En esos momentos la igualdad fue reina y señora, no importa que el silbatazo final haya vuelto a cada quien a su lugar. Basta del olvido de que cada uno es cada cual, de nuevo, “y con la resaca a cuestas/ vuelve el pobre a su pobreza, /vuelve el rico a su riqueza /y el señor cura a sus misas /se despertó el bien y el mal/ la zorra pobre vuelve al portal, / la zorra rica vuelve al rosal, / y el avaro a las divisas”.
Y es que, ahora le informan a usted ruidos e imágenes, el partido ha finalizado. La gran final tan esperada y temida, concluyó y el equipo vencedor recibe, con falsa modestia, los clamores de los espectadores. “El respetable público”, dicen voceros y cronistas. Sí, así se refieren a quienes han participado activamente con gritos, porras, hurras, insultos y diatribas, desde las gradas, como espectadores a quienes sólo en la gran final se les permite simular que están frente al balón y que su grito es el puntapié que dirige el esférico “al fondo de las redes”.
¿Cuántas veces ha escuchado usted eso? Muchas, ¿vale la pena contarlas? Las derrotas reiteradas, la promesa que a la que sigue sí, que el árbitro, que el campo, que el clima, que la luz, que la alineación, que la estrategia y la táctica, que etcétera. Al menos la ilusión actual alivia esa historia de fracasos… a la que luego se sumará la desilusión prevista.
En las afueras del recinto, una mano maliciosa ha rayado, en el soberbio muro que rodea el estadio una sentencia: “FALTA LA REALIDAD”. Y no conforme con su herejía, la mano le ha agregado trazos y colores a las letras, tan variados y creativos que ya no parecen pintados. Ya no es un grafiti, sino una inscripción como grabada con cincel, manchando el concreto. Una huella indeleble en la apática superficie del muro. Y, para colmo, el último trazo de la “D” final ha abierto una grieta que se alarga hasta el basamento. Un cartel, roto y descolorido, con la imagen de una feliz pareja heterosexual, con un par de hijos, niño y niña, y con el encabezado de “La Familia Feliz”, trata en vano de ocultar la hendidura que, tal vez por un efecto óptico, parece rasgar también la feliz imagen de la familia feliz.
Pero ni el ruido interno que hace vibrar las paredes del estadio logra disimular la grieta.
Dentro, aunque el partido ha terminado, la muchedumbre no abandona el estadio. Aunque no tardará mucho en que sea de nuevo expulsada de vuelta al valle de ruinas, la multitud embelesada se hace eco de sus propios gritos e intercambia anécdotas: quién gritó más fuerte, quién hizo la mejor burla (se dice “meme”), quién divulgó la mentira más exitosa (el número de “likes” determina el grado de verdad), quién lo supo desde un principio, quién nunca dudó. En las tribunas, algunos, algunas, algunoas, intercambian análisis: que “¿sí viste que los contrarios cambiaron de camiseta en el medio tiempo y que ahora festejan la victoria quienes iniciaron el encuentro con el uniforme del equipo rival?”; que “el árbitro (el siempre “árbitro vendido”) ahora sí cumplió porque la victoria del equipo todo lo limpia y enaltece”.
Algunos, algunas, algunoas, más escépticos, ven con desconcierto que, entre quienes celebran el triunfo, están los que jugaron y juegan en equipos rivales. Tratan, pero no entienden. O sí entienden, pero no es hora de entender, sino de festejar. Para dejárselos claro, una pantalla gigante parpadea con la tonada visual de moda: “Prohibido Pensar”.
La noche ha pospuesto su llegada, piensa usted. Pero se da cuenta de que son los reflectores y los fuegos de artificio los que simulan claridad. Claro, una claridad selectiva. Porque allá, en aquel rincón, unas gradas se han derrumbado y los equipos de rescate no acuden, ocupados como están en el festejo. La gente no se pregunta cuántos muertos, sino de cuál equipo eran seguidores. Más allá, en ese otro rincón oscuro, una mujer ha sido agredida, violada, secuestrada, asesinada, desaparecida. Pero, vamos, es sólo una mujer, o una anciana, o una jóvena, o una niña. Los medios, siempre en sintonía con los tiempos que corren, no preguntan el nombre de la víctima, sino si portaba su playera de tal o cual equipo.
Pero no es tiempo de amarguras, sino de fiesta, de brindis, del f-i-n-d-e-l-a-h-i-s-t-o-r-i-a mi buen, del comienzo de un nuevo campeonato. Fuera, la oscuridad parece el colofón pictórico para la zona devastada. Sí, piensa usted, como un escenario de guerra.
El barullo le reclama atención. Usted trata de tomar distancia para comprender el impacto de ese gran triunfo de su equipo favorito… mmh… ¿era su equipo favorito? Ya no importa, el triunfador siempre fue y será el equipo favorito de las mayorías. Y, claro, todos sabían que el triunfo era inevitable, y en tribunas se suceden las explicaciones lógicas: “sí, no era posible otro resultado, sólo el de la copa embriagante coronando los colores del equipo favorito.”
Usted trata, sin conseguirlo, de hacer suyo el entusiasmo que inunda las tribunas, los palcos, y parece llegar hasta el punto más alto de la construcción donde, lo que se adivina es una lujosa habitación, refleja en sus vidrios polarizados las luces, los gritos y las imágenes.
Usted recorre las tribunas con dificultad, la gente se abarrota en pasillos y escaleras. Busca usted algo o alguien que no lo haga sentir extraño, camina como un extraterrestre o un viajero del tiempo que aterriza en un calendario y una geografía desconocidos.
Se detiene un poco donde dos personas de edad miran con atención una especie de tablero. No, no se trata de ajedrez. Ahora que usted se ha acercado lo suficiente, ve que se trata de un rompecabezas con apenas algunas piezas engarzadas y sin la figura final siquiera esbozada.
Una persona le está diciendo a la otra: “Bueno, no, no me parece que sea ficción. Después de todo, el pensamiento crítico debe partir de una hipótesis, por alocada que parezca. Pero no debe abandonar el rigor para confrontarla y verificar si procede, o hay que buscar otro punto de arranque.” Y, tomando una de las piezas del rompecabezas, esa persona la muestra y dice: “por ejemplo, puede ser, a veces, que lo pequeño ayude a entender lo grande. Como si en esta pequeña parte pudiéramos adivinar o intuir la figura ya completada”. Usted no escucha lo que sigue, porque los grupos vecinos gritan contra ese extraño par y acallan sus palabras.
Alguien le ha pasado un volante. “Desaparecida” se lee, y una imagen de una mujer cuya edad usted no puede determinar. ¿Una anciana, una mujer madura, una jóvena, una niña? El viento le arrebata el volante y su vuelo se confunde con las serpentinas y el confeti que nublan la vista.
Y hablando de niñas…
Una niña, pequeña, de piel oscura, de ropas extrañas de tan coloridas y adornadas, mira el estadio, las tribunas, las luces multicolores, las sonrisas de vencedores y vencidos, alegres las primeras, maliciosas las segundas.
La niña tiene una duda. Se adivina en la expresión de su rostro, en su mirada inquieta.
Usted se siente generoso, al fin al cabo usted ha ganado… mmh… ¿ha ganado? Bueno, no importa. Usted se siente generoso y, solícito, le pregunta a la niña qué busca.
La niña le responde: “el balón”. Y, sin voltear a verlo a usted, sigue con su mirada barriendo la gran construcción.
“¿El balón?”, pregunta usted como si la pregunta viniera de otro tiempo, de otro mundo.
La niña suspira y añade: “bueno, de ahí que tal vez lo tiene el dueño”
“¿El dueño?”
“Sí, el dueño del balón, y del estadio, y del trofeo, y de los equipos, y de todo esto”, dice la niña mientras con sus manitas intenta abarcar la realidad concentrada en el gran estadio.
Usted trata de encontrar las palabras para decirle a la niña que esas preguntas no vienen al caso, o cosa, según, pero entonces usted recuerda…, o más bien no recuerda haber visto el balón. En su mente le aparece una imagen borrosa, cree que al inicio del partido, del esférico con sus gajos manchados por “nuestros amables patrocinadores”. Ni siquiera en los goles anotados lo ubica.
Pero ahí está la pantalla del marcador, y la pantalla marca la realidad que importa: tal ganó, tal perdió. Ningún marcador señala quién es el dueño ni siquiera del marcador, mucho menos quién es el dueño del balón, de los equipos, de las tribunas, de las “cámaras y micrófonos”.
Además, el marcador no es un marcador cualquiera. Es el más moderno que existe y costó una fortuna. Incluye el VAR para ayudar a sus empleados a sumar o restar puntos en la pantalla, y para las repeticiones instantáneas o reiteradas de cuando “juntos hicimos historia”. Y el marcador no marca los goles, sino los gritos. Gana quien más grite, entonces ¿quién necesita el balón?
Pero entonces usted revisa sus recuerdos y nota algo extraño: minutos antes del final del partido, la porra, la barra, la fanaticada del equipo contrario guardó silencio. Y los gritos de los seguidores del equipo ahora triunfador no tuvieron rival. Sí, muy extraña esa súbita retirada. Pero más extraño es que, cuando en la pantalla del marcador no se reflejaban aún los resultados, ni siquiera los parciales, el equipo contrario volvió a la cancha sólo para felicitar al triunfador… que todavía no era triunfador. En los altos y lujosos palcos del estadio estalló la algarabía y los colores de sus pendones eran ya los del equipo ganador. ¿A qué hora cambiaron de favorito? ¿Quién ganó realmente? Y sí, ¿quién es el dueño del balón?
“¿Y por qué quieres saber quién es el dueño?”, cuestiona usted a la niña, porque le parece que, no obstante sus dudas, es tiempo de silbatos y matracas, y no de preguntas necias.
“Ah, porque ése no pierde. No importa qué equipo gane o pierda, el dueño siempre gana.”
Usted se incomoda con la duda que eso plantea. Y se incomoda más al ver a quienes declaraban que el equipo ahora triunfador traería desgracias, celebrando un triunfo que, apenas unas horas antes, no era suyo. Porque no se ve que hayan perdido, más bien festejan como si el triunfo fuera suyo, como si dijeran “ganamos otra vez”.
Usted está a punto de decirle a la niña que deje la amargura en otro lado, que tal vez esté en sus días, o en la depre, o no entiende nada, después de todo es sólo una niña, pero en eso el respetable prorrumpe en un alarido: el equipo vencedor regresa a la cancha para agradecer al respetable su apoyo. La gente-gente sigue en las tribunas y contempla, arrobada, a los modernos gladiadores que han vencido a las bestias… ¡un momento!, ¿no son las bestias quienes ahora abrazan y festejan y cargan en hombros al equipo vencedor?
Usted se ha quedado pensando en lo que dijo la niña. Y recuerda entonces, inquieto, que el equipo contrario, conocido por su rudeza, mañas y trampas, abandonó el partido justo antes de que sonara el silbatazo final. Sí, como si temiera que su inercia propia, pudiera hacerlo triunfador (con trampa, claro) y, para evitarlo, se retirara completamente. Y con él, desaparecieron sus porras, sus fanáticos, sus, ahora usted lo recuerda, contados banderines y banderas.
La algarabía sigue. Al parecer en tribunas no importa el absurdo que transcurre en el centro del campo, donde el pódium espera la premiación final.
Usted se hace eco de la pregunta de la niña y, con timidez, cuestiona a su vez:
“¿Quién es el dueño del balón?”
Pero el grito masivo se traga su pregunta, y nadie le escucha.
La niña le toma de la mano y le dice: “Vámonos, tenemos que salir”
“¿Por qué?”, pregunta usted.
Y la niña, señalando la base de la gran edificación, responde:
“Se va a caer”.
Pero nadie parece darse cuenta… Un momento, ¿nadie?
(¿continuará?)
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En base a lo anteriormente expuesto, la Comisión Sexta del EZLN invita a l@s individu@s, grupos, colectivos y organizaciones que apoyaron y apoyan al CIG y, claro, que todavía piensan que los cambios que importan nunca vienen de arriba, sino de abajo (además de que no hayan mandado su cartita de adhesiones y peticiones al capataz futuro) a un:
Encuentro de redes de apoyo al Concejo Indígena de Gobierno.
Con la siguiente propuesta de temario:
.- valoraciones del proceso de apoyo al CIG y su vocera Marichuy, y de la situación según la perspectiva de cada grupo, colectivo y organización.
.- propuestas de pasos a seguir.
.- propuestas para regresar a consultar con sus grupos, colectivos, organizaciones, lo ahí planteado.
Llegada y registro: jueves 2 de agosto del 2018; registro y actividades los días viernes 3, sábado 4 y domingo 5 agosto.
Para registrarse como participante en el encuentro de redes, la dirección es:
encuentroredes@enlacezapatista.org.mx
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También, las comunidades indígenas zapatistas, invitan a quienes tienen al arte como vocación y anhelo, al:
CompARTE POR LA VIDA Y LA LIBERTAD
“Píntale caracolitos a los malos gobiernos pasados, presentes y futuros”
Del 6 al 9 de agosto del 2018.
Llegada y registro: cuando puedan del 6 al 9 de agosto.
Clausura el día 9, 15° aniversario del nacimiento de los caracoles zapatistas.
El programa será según quiénes se apunten, pero seguro ahí estarán musiquer@s, teatrer@s, bailador@s, pintor@s, escultor@s, declamador@s, etceter@s, de las comunidades zapatistas en resistencia y rebeldía.
Para registrarse como participante y/o asistente, la dirección es:
asistecomparte2018@enlacezapatista.org.mx
participacomparte2108@enlacezapatista.org.mx
Todo en el caracol de Morelia (donde fue el encuentro de mujeres que luchan), en la zona Tzotz Choj, tierra zapatista en resistencia y rebeldía.
Mucho ojo: Traigan su vaso, plato y cuchara, porque las mujeres que luchan ya aconsejaron de no usar desechables que contaminan, además de que dejan un tiradero. No sobra si trae un su focador (o lámpara de mano), su loquesea para poner entre el digno suelo y su muy digno cuerpo, o casa de campaña. Su impermeable o nailon o equivalente por si llueve. Sus medicinas y comida especial si las requiere. Y cualquier otra cosa que luego le vaya a faltar y, cuando nos deje sus críticas, nosotr@s podamos responder “les avisamos antes”. Para las personas ya de edad, “de juicio” como decimos acá, veremos de, en lo posible, darles alojamiento en alguna parte especial.
Nota: sí se permitirá el acceso a varones y a otras minorías.
Por la Comisión Sexta del EZLN.
Subcomandante Insurgente Moisés. Subcomandante Insurgente Galeano.
México, 4 de julio del 2018.
P.D.- No, nosotras, nosotros, zapatistas, NO nos sumamos a la campaña “por el bien de todos, primero los huesos”. Podrán cambiar el capataz, los mayordomos y caporales, pero el finquero sigue siendo el mismo. Ergo…
Han seguido los intentos por poner restricciones a la Neutralidad de la Red. Una de las iniciativas mas recientes fue por proteger el coyright de los contenidos compartidos en internet, aca la nota de Kaos en la Red.
El Parlamento Europeo vota contra la directiva de copyright
A las compañeras Concejalas del Concejo Indígena de Gobierno
A las compañeras Delegadas del Congreso Nacional Indígena
A las compañeras de la Sexta Nacional e Internacional
A las mujeres que luchan abajo y a la izquierda
Reunidas mujeres de Honduras, Argentina, Alemania, Francia, Brasil, Estados Unidos de América y México de los estados de Oaxaca, Estado de México, ciudad de México, Jalisco, Michoacán, Morelos, Veracruz, Yucatán, Chihuahua, Guerrero, Querétaro, Chiapas, Guanajuato, Campeche y concejalas del Concejo Indígena de Gobierno de los pueblos purépecha, tzeltal, Otomí, Binnizá, Mazahua, Chontal, Coca, Nahua, Wixárika, Raramurí y Popoluca, declaramos:
Somos tierra, somos aire, somos agua, somos selva, somos mar, somos río, somos bosque, somos desierto, somos lluvia, somos sol, somos luna, todas nacidas de la tierra, mujeres originarias, maestras, obreras, universitarias, campesinas, enfermeras, doctoras, periodistas, comerciantes, migrantes, artistas, y muchos otras más actividades que realizamos madres, abuelas, niñas, hermanas, tías, hijas, amigas, todas al fin humanas, mujeres que resisten y se organizan ante la guerra que enfrentamos al capitalismo que genera muerte, despojo y explotación en nuestras vidas.
Nosotras sabemos que este sistema de muerte que gobierna el mundo, ha cimentado el patriarcado en todos los aspectos en que vivimos y habitamos, por eso nosotras somos más violentadas en él, pero también esa es la razón por la que tenemos que comenzar este camino para cambiar el mundo y construir uno o muchos, donde no existan modelos de explotación y donde no existan ideas fundadas que privilegien a un sector o a un sexo sobre los tantos que hay, un mundo donde en libertad decidamos cómo queremos ser llamadas y cómo queramos organizarnos para así, si hay un gobierno, ese obedezca al pueblo y sus demandas. Y entonces habrá justicia, habrá respeto a nuestras decisiones, no habrá explotación por nuestro trabajo, no habrá despojo a nuestras tierras y a nuestro cuerpo mismo.
Ante el llamado de la vocera y concejalas del Concejo Indígena de Gobierno, nos reunimos para iniciar el largo camino que de por sí nos toca como mujeres que somos. Esta guerra golpea a nuestro país y al mundo entero, por eso en este primer encuentro nos escuchamos y las demandas salieron: ¡Muera el capitalismo! ¡Muera el patriarcado! ¡Alto y justica a todos los feminicidios! Comenzamos a discutir los nuevos grupos de trabajo del CIG: Autonomía, Tierra y Territorio, Mujeres, Jóvenes y niños, Diversidad sexual, Personas con discapacidad, Migración y desplazados, Trabajo y explotación y Justicia, pues creemos que ahí está el dolor de nuestro pueblo, sus demandas y la esperanza misma que nos alienta a iniciar un largo caminar, que probablemente nuestros ojos no lo verán, pero sí lo vivirán y habitaran aquellos que vienen en camino. Caminemos pues para construir un mundo que no habitaremos, donde exista la justicia, la libertad y la democracia para nuestros pueblos.
CONVOCAMOS
A todas las mujeres del mundo y las de nuestro México a un ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES, en la comunidad hñähñu de San Lorenzo Nenamicoyan, Edo de México, los días 28 y 29 de Julio del 2018.
Para que en colectivo y con organización de abajo, anticapitalista, antipatriarcal, apartidista, construyamos un gobierno de mujeres y hombres que obedezcan a los pueblos organizados desde sus asambleas y construyamos este mundo donde quepan muchos mundos, buenos sistemas de vida para nosotras y nosotros de los pueblos.
Comencemos compañeras, que el camino es largo y profundo, y ese mundo debe de pensarse con nosotras como mujeres que somos, ese nuevo mundo, requiere de nuestro trabajo, para así, todas y todos romper con este sistema que nos mata. Luchemos por la vida y derroquemos aquello que nos genera muerte.
Favor de registrarse al correo cniencuentronacionalmujeres@gmail.com, fecha límite de registro el 20 de julio del 2018 al correo. Enviando: Nombre, edad, lugar de procedencia, organización, colectivo o pueblo al que pertenece.
Indicaciones de qué llevar: plato, cuchara, vaso, cosas para pernoctar (cobijas, bolsas de dormir). La comunidad se ubica en una zona boscosa y debido a la temporada de lluvias es de clima frío.
Indicaciones de cómo llegar:
1. Desde CDMX por circuito mexiquense: https://www.google.com.mx/maps/dir/Ciudad+de+M%C3%A9xico,+Cd.+de+M%C3%A9xico/San+Lorenzo+Nenamicoyan,+Estado+de+M%C3%A9xico/data=!4m8!4m7!1m2!1m1!1s0x85ce0026db097507:0x54061076265ee841!1m2!1m1!1s0x85d3b3f504a176b5:0x81a76866898a6d4f!3e0?sa=X&ved=0ahUKEwjf0-fm3bXbAhVCbKwKHY_pDj4Qox0INjAA
2. Desde CDMX por autopista México- Querétaro:
https://www.google.com.mx/maps/dir/Ciudad+de+M%C3%A9xico,+Cd.+de+M%C3%A9xico/San+Lorenzo+Nenamicoyan,+Estado+de+M%C3%A9xico/data=!4m8!4m7!1m2!1m1!1s0x85ce0026db097507:0x54061076265ee841!1m2!1m1!1s0x85d3b3f504a176b5:0x81a76866898a6d4f!3e0?sa=X&ved=0ahUKEwjf0-fm3bXbAhVCbKwKHY_pDj4Qox0INjAA
3. Desde Toluca por autopista Toluca – Atlacomulco:
https://www.google.com.mx/maps/dir/Toluca+de+Lerdo,+Estado+de+M%C3%A9xico/San+Lorenzo+Nenamicoyan,+Estado+de+M%C3%A9xico/data=!4m8!4m7!1m2!1m1!1s0x85cd89892a50ebb9:0xad3f4ad5550208c4!1m2!1m1!1s0x85d3b3f504a176b5:0x81a76866898a6d4f!3e0?sa=X&ved=0ahUKEwimqdqx5LXbAhUFc60KHQLkATkQox0INjAA
4. Desde Arco Norte: https://www.google.com.mx/maps/dir/Autopista+Arco+Nte./San+Lorenzo+Nenamicoyan,+Estado+de+M%C3%A9xico/data=!4m8!4m7!1m2!1m1!1s0x85d23305e4b7b297:0x83372eb9c4ca755f!1m2!1m1!1s0x85d3b3f504a176b5:0x81a76866898a6d4f!3e0?sa=X&ved=0ahUKEwjtguuD7LXbAhUKOawKHd2ZB3gQox0IODAB
Por la Reconstitución Integral de Nuestros Pueblos
¡Nunca más un Mundo sin nosotras!
CONGRESO NACIONAL INDÍGENA
CONCEJO INDÍGENA DE GOBIERNO
https://ranchoelectronico.org/una-vaca-pal-rancho/
Este 14 de Julio lanzamos “Una Vaca para el Rancho” (Cowfounding).
Se trata de una campaña de microfinanciamiento para que el Rancho Electrónico siga trabajando.
El Rancho Electrónico es un lugar para ser, hacer, construir y compartir. Lo hemos hecho desde hace más de cinco años al margen de instituciones, empresas y gobiernos. Si ya has venido sabrás que es cierto y que nos falta mucho por construir. Aquí han ocurrido talleres, conversatorios, proyecciones, laboratorios, eventos grandes y chiquitos bajo el esquema de entrada libre y cooperación colaborativa. Hoy, que es cada vez más difícil resistir al individualismo y la desesperanza, el hecho de que existan espacios como el Rancho Electrónico nos demuestra que vale la pena conjuntar esfuerzos para mantener espacios destinados a la creatividad, la compartición y el disfrute colectivo.
Desde el ámbito digital y tecnológico experimentamos en un espacio que autogestionamos, donde el conocimiento no es mercancía, es libre y se construye entre todes. En los talleres y actividades que organizamos mantenemos ese espíritu de colaboración y no dependemos de expertos que nos digan qué hacer sino que compartimos y aspiramos a construir conocimientos y experiencias de manera colectiva, autogestiva y horizontal.
Es un gran Rancho Electrónico. Y queremos que siga así.
La autogestión cuesta trabajo, desveladas, malpasadas, discusión, organización, dinero y aprender de nuestros errores. Ponle que sudor y sangre, porque luego hace mucho calor, y más de una vez nos hemos lastimado trabajando.
Te pedimos que le pongas unas monedas a la vaca para que podamos continuar con nuestro espacio, que también es tuyo. Pagamos renta, luz, internet y materiales de limpieza. Puedes donar una cantidad periódica, o en una sola exhibición. Chica o grande, nos ayudarás mucho a continuar. Si quieres donar éste 14 de Julio no olvides traer la info necesaria para realizar la donación.
Si tienes dudas puedes comunicarte al correo una@vaca.ranchoelectronico.org
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De como los punks resistieron la repression en la Ex Alemania Oriental
“Recuerdo haber visitado Berlín Oriental a principios de 1980, donde vi a un par de punks en las calles y pensé que tenían que ser muy valientes para vestir ropa rasgada, imperdibles de metal y peinarse el pelo en puntas, cuando el régimen quería que todo el mundo desfilara con uniforme de joven socialista.
Pero,¿Cómo podría la policía secreta lidiar, o si quiera comprender, algo como el punk?
Alexander Kuehne fue uno de muchos jóvenes que se arriesgaban a disfrutar de la música que les gustaba.
Los archivos contienen grabaciones de las reuniones de la Stasi donde el jefe Erich Mielke trataba de entender, y pronunciar, estos conceptos totalmente desconcertantes como el punk y el heavy metal.
Entonces me las arreglé para localizar a Jürgen Breski, un oficial de la Stasi que le ordenaron monitorear e infiltrarse en el ambiente punk.
Accedió a reunirse conmigo en un rincón discreto de un restaurante de la ciudad y decirme lo que sus jefes le ordenaron.
«Ellos querían que les hiciera asimilar a esta gente un estilo de vida socialista, así que tratamos de combatir cualquier cosa que no pertenecía a eso», dice.
«El objetivo era controlar ‘la escena’ a medida que se expandía, para evitar que se volviera demasiado conocida».
Al final, la Stasi hizo lo que siempre hacía, reclutar tantos informantes como fuera posible.
Otras tácticas incluían citar a miembros de bandas ilegales al servicio militar obligatorio y enviarlos a diferentes partes del país: «De pronto, la banda no tenía músicos», dice Breski.
Pero muchos estaban decididos a resistir
Algunos sospechosos de escuchar música occidental fueron seguidos secretamente por la Stasi (1969).
Dirk Kalinowski, de la banda de punk Zerfall, me contó cómo la Stasi puso una fuerte presión sobre él y su banda.
Sobrevivieron como artistas gracias a una alianza extraordinaria con una iglesia de Berlín que les dio refugio. Las autoridades de la RDA, despiadadas en su mayoría, no se sentían cómodas atrayendo atención internacional por interferir directamente con actividades de la iglesia.
La iglesia, dice Kalinowski, era un «espacio protegido».
«Podían detenerte nada más al pararte frente a la puerta o al salir. Pero dentro estabas a salvo», recuerda.
Así que su banda, vetada de los recitales regulares, pudo tocar en medio de los servicios religiosos evangélicos. El pastor hacía una pausa y luego pedía a su congregación, en su mayoría ancianos, escuchar algo un poco diferente.
El Museo de la Stasi en Berlín tiene algunos recuerdos de la persecución a los punks de la Alemania Oriental.
«Fue loco», recuerda Kalinowski.
«Como vocalista pude ver justo a las caras de la congregación que estaba totalmente sorprendida. Los únicos relajados fueron los niños que saltaron de inmediato. Jamás lo olvidaré, eso y una pareja de ancianos que se taparon los oídos y se fueron».
Una iglesia también facilitó otro concierto extraordinario, cuando el productor musical británico Mark Reeder llevó a una banda de punk de Alemania Occidental, Die Toten Hosen, para tocar al otro lado del muro.
«Les dije a mis amigos, ‘Si me atrapan, me sacarán del país. Cuando te atrapan tu vida cambia porque se te clasifica como enemigo del Estado'», recuerda Reeder.
«Me dijeron: ‘No nos importa, lo haremos de todos modos'».
Campino, el cantante de Die Toten Hosen, recuerda que la banda se disfrazó para pasar por los controles fronterizos entre Berlín occidental y oriental: «Nos tuvimos que peinar, y vestir ropa tradicional».
Sabía por qué las autoridades de Alemania Oriental los detendrían si los reconocieran. «El rock punk no existía oficialmente del lado oriental, y no querían que se propagara el virus de ninguna manera», dice.
Solo unos 25 pudieron llegar al concierto secreto en una iglesia del este de Berlín. Sin embargo, «todos en la sala sabían que eso era algo muy especial y tal vez no volvería a ocurrir».
Mark Reeder antes de la caída del muro de 1989.
Estaba muy impresionado, dice, con la forma en que los jóvenes alemanes orientales crearon su propio espacio cultural, a pesar de -o quizás debido a- toda la presión del régimen.
«Tenían una clase de orgullo, una creencia. Decían ‘tú en Occidente tienes la mejor ropa, la moda, todas esas cosas. Pero nosotros tenemos amistad y nos ayudamos unos a otros y no somos superficiales'», dice.
Su camaradería «significaba más porque tenían que pagar un precio más alto por todo lo que saliera mal».
Así que esta increíble vida musical valía la pena, era la banda sonora de un tipo de libertad que pocos pensaron que fuera posible.
Sí, los regímenes podrían imponer todo tipo de restricciones. Pero aun así los melómanos crearon espacios libres, un estado de ánimo único en una Europa dominada por el comunismo.
Desde mediados de la década de 1980, cuando un nuevo líder en Moscú, Mijaíl Gorbachev, comenzó a aflojar el control soviético sobre la Alemania Oriental, la música occidental resonaba cada vez con más fuerza en los alrededores del muro de Berlín.
En 1987, nada más y nada menos que una figura como David Bowie tocó justo en el muro del lado occidental.
Bowie, una estrella mundial que había vivido en Berlín, conocía bien la atmósfera surrealista de la Guerra Fría y la energía musical. Y sus seguidores en el Este se reunieron cerca del muro para tratar de escuchar.
Para el entonces joven jefe adjunto de la policía de Berlín oriental, Dieter Dietze, esto planteaba un dilema profesional y personal.
Él sabía que una brutal respuesta de la policía -como la que hubo contra los que habían acudido al llamado para ver a los Rolling Stones en 1969- podría ser contraproducente.
Y como un fan mismo del rock, que en otro tiempo tocaba en una banda, me dijo que tenía mucha simpatía con los jóvenes.
Pero los jefes de la RDA querían orden por encima de todo.
«Estaba claro para mí que la música, el rock, pertenecía a los jóvenes, que no había manera de que se les pudiera negar», dice
Extracto de: https://www.animalpolitico.com/2017/07/punk-heavy-metal-stasi-muro/